domingo, 28 de agosto de 2011

A toro pasado: ¿Encuentro de jòvenes " cristianos" o demostración de fuerza del "Nacionalcatolicismo"?

José Antonio Naz

    Terminó el gran evento católico que ha tenido a toda España implicada, activa o pasivamente, voluntaria o involuntariamente, durante una semana de manera intensiva y entretenida durante bastantes meses de preparación. Y es evidente que ha sido todo un éxito para los organizadores, que han conseguido de largo sus objetivos.
     Es cierto que los miles de jóvenes católicos de todo el mundo no se han reunido en grupos, seminarios, etc, para debatir y sacar conclusiones sobre los problemas que les afectan a ellos y a toda la juventud, al margen de las creencias: el paro, la precariedad en el trabajo, la explotación, la pérdida a destajo de derechos sociales, el empobrecimiento generalizado…

     Tampoco se han dedicado a analizar la situación mundial desde la óptica de los “principios cristianos” de preocupación y amor por el prójimo y sobre todo por los pobres, no se han abordado temas como: el abismo cada vez mayor entre pobres y ricos; la muerte de millones de personas, en mayor número niños, por falta de alimentos básicos que los ricos acaparan para especular; el sufrimiento y la muerte de cientos de millones de seres humanos en guerras de rapiña energética en beneficio de los grandes poderes económicos y las grandes empresas armamentísticas; el peligro real de muerte del planeta Tierra por la acción egoísta e irresponsable de un sistema capitalista irracional y antinatural..
     Este tipo de encuentro, con estos temas y otros por el estilo, es el que demandaban muchos cristianos y comunidades cristianas de base, grupos de sacerdotes, y otras asociaciones de católicos.
     Pero es evidente que ese no era el objetivo de la jerarquía y las organizaciones más fundamentalistas de la Iglesia Católica, que lo organizaban, y posiblemente tampoco el de la inmensa mayoría de los jóvenes “peregrinos”. Una Jerarquía que vive como los poderosos y actúa con los poderosos en todo el mundo. Y unos jóvenes, que en parte son hijos de las propias élites y todos educados en colegios controlados por dicha jerarquía.  
     Sus objetivos, cumplidos con éxito, eran:
     - Dejar claro el poder del Jefe de la Iglesia Católica que, a pesar de su pasado nazi y de responsable de la oficina vaticana que sustituyó a la Inquisición, de ser Jefe de un Estado (el Vaticano, regalo del fascista Mussolini) basado en principios homófobos y machistas y uno de los pocos que no ha firmado la Declaración Universal de Derechos Humanos, de sus valores reaccionarios y de sus mensajes doctrinales anticuados , de su ostentación de riqueza, obtiene la sumisión genuflexa de Jefes y representantes de Estados y de Instituciones Democráticas. Y lo más increíble, es aclamado de manera idólatra y fanática por legiones de jóvenes que se proclaman a gritos “la juventud del Papa”.

     - Hacer ostentación del poder de la Iglesia (Jerarquía) Católica en España que, a pesar de su historia y de la disminución galopante de fieles, es capaz de poner a su servicio los recursos del Estado en todas sus administraciones y a las principales empresas económicas del país. Para dejar claro su dominio sobre el Estado español, aunque tengan miles de colegios , han alojado a los grupos de peregrinos en los colegios y en los pabellones públicos; han tomado las calles, las plazas, las instalaciones de todo el país el tiempo que han querido y con las actividades que les ha parecido y se han permitido indignarse, insultar y provocar a otros ciudadanos que un solo día a unas determinadas horas se manifestaban en unas determinadas calles de Madrid en desacuerdo con sus privilegios. Y hemos visto como la policía permitía y amparaba a los provocadores y utilizaba la violencia injustificada contra la manifestación pacífica y legal.
     - Dejar la evidencia, en imágenes y en discurso, de que el catolicismo (como lo entiende la jerarquía de la Iglesia) es la columna vertebral de la Nación, que sostiene y está por encima del Estado (el rey y el presidente del gobierno se inclinan ante el Papa) y del ejército (la legión desfilando bajo una cruz). Reivindicando el principio atribuido a Enrique VIII: “un país, un rey, una nación”.
Pero quizás con el éxito de su arrogancia y prepotencia hayan conseguido otro objetivo no deseado, han podido hacer pensar y temer a muchas personas:
     - A los cristianos coherentes, incluyendo a muchos de los peregrinos asistentes, y a los humanistas en general, que constatan que una Institución que debía defender sus principios, es en realidad cada vez más una amenaza para los mismos.
     - A los representantes del Estado y de las Administraciones, que deben sentir la vergüenza de su servilismo y el remordimiento de que su actuación atenta contra la libertad y potencia el fanatismo.
     - A la ciudadanía en general, que considera que las creencias son cosa individual y personal y no veían el peligro del integrismo en nuestro propio país.
     - A todos y a todas nos puede y debe hacer reaccionar, manteniendo como siempre el respeto a la conciencia de cada persona, pero estando atentos a condenar y actuar contra la intolerancia, la imposición y el fanatismo.
     La Historia, muy especialmente la de nuestro país, y la realidad actual en distintas partes del mundo nos dicen que la situación descrita en la película “Àgora” no es tan inimaginable.


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