jueves, 1 de diciembre de 2011

Un mal sueño



       




                                                 J.H.Füssli: La pesadilla"
Juan Rivera

      Mi padre fue un albañil autodidacta. Acudió a la escuela en los primeros años de la IIª República  y dejó de hacerlo tras el triunfo radical- cedista del 33.A los 10 años se puso a trabajar para ayudar en su casa. Completó su formación con los libros que le pasaban un jornalero anarquista (posteriormente represaliado y que tuvo que malvivir durante la posguerra vendiendo barquillos de nata por las calles, pues ningún señorito le dio trabajo en el campo) y un zapatero socialista fusilado en el 36.
Se definía como “un socialista de Pablo Iglesias y Largo Caballero.” Le obsesionaba una idea: la importancia de la educación como factor de progreso e igualdad. Por ello pasaba sus horas de ocio leyendo libros de Historia, intentando verle  sentido a la sociedad.
            Mi madre, ama de casa, aprendió a leer en un colegio desde los 7 a los 11 años ( de 1932 a los 36). Sus hermanas menores, a las que pilló  guerra y posguerra, tuvieron menos suerte: fueron analfabetas hasta la década de los 80, cuando consiguieron deletrear nombres en la escuela de adultos y escribir un poco más allá del garabato de la firma.
 Siempre tiene en la boca un “niño, estudia si quieres ser alguien”, aplicado primero a los hijos y luego a los nietos.
            Partiendo de una situación infinitamente peor que la actual,  una parte de la clase trabajadora de este país fue capaz de ir tejiendo- con muchísimo esfuerzo-una respuesta al dominio asfixiador de quienes como los, Botín, Alba, Aznar, Mayor Oreja … vivían la “extraordinaria placidez del franquismo”.
Y en el frontispicio de su resistencia estuvo la formación personal como eje, el análisis crítico que les permitía distinguir entre lo que eran intereses colectivos e intereses de unos pocos, el  desarrollo de  una conciencia propia y el no creerse nunca la mentira oficial aunque llegase mil veces repetida.
Recogían, a veces sin saberlo, el testigo de los antiguos santones del movimiento obrero agrario que desde fines del XIX hicieron acto de presencia en los cortijos, durante las noches de invierno, para leer prensa alternativa a los aceituneros.
Esta mentalidad, común a los trabajadores europeos, sirvió de punta de lanza para la conquista de los derechos conocidos como “Estado del Bienestar “(facilitaba la tarea el miedo que  los poseedores  tenían a la idea del colectivismo encarnada – aunque muy mal aplicada -  por la URSS) y en nuestro país también se reflejó.
     Por ello, cuando se hizo la Constitución de 1978, a cambio de la vista gorda con una Transición que dejaba las armas en manos de un ejército y cuerpos de  seguridad moldeados por el dictador, todo el poder político- económico a la oligarquía franquista – simplemente cambiaron el adjetivo por el de “ demócratas de toda la vida” - , incólume el aparato represivo, bendecidos los privilegios a la Iglesia y legitimado como jefe de Estado al heredero de Franco, la izquierda aún pudo colar unos cuantos artículos sobre derechos ( vivienda, trabajo, fin social de la economía, reordenación territorial …).
Después de su aprobación, la “ caída del muro” y las  prácticas de  capitalismo salvaje- ahora bautizado como “ neoliberalismo” – puestas en marcha por el tándem Thatcher/ Reagan , que en su fin último tienen el objetivo reducir el Estado al papel de comparsa con funciones de policía y defensa y el  Sector Público a la nada, han ido laminando gota a gota  los derechos, con el agravante de que muchas cesiones las hicieron  “ motu proprio” quienes se proclamaban herederos históricos de las luchas obreras o defensores de los trabajadores, , unas veces sin resistencia, otras – Constitución Europea, Maastricht, tratado de Lisboa –  alabando las bondades de la soga que ,voluntariamente, , se ponían en el cuello.
         A la situación de entreguismo contribuyó sin duda la aceptación por amplios sectores de la izquierda del discurso que hablaba  del fin de la Historia digerido con el mantra” No hay salida alternativa”,  mientras menospreciaban cualquier  pensamiento alternativo  etiquetándolo  de “ apocalíptico”  y colocaban en la mesilla de noche, junto al libro de cabecera sobre las vidas de Belén Esteban / Ronaldo- Messi ( intercambiables), el lema atribuido a los ultracatólicos profesores de la Universidad de Cervera, sumisos ante el absolutismo de Fernando VII “ Lejos  de nosotros la funesta manía de pensar”.
Todos los ingredientes  se adobaron con el manto de un falso “ capitalismo popular” que tuvo su culmen en los grandes procesos  privatizadores de las empresas públicas rentables, remedo del proceso desamortizador del siglo XIX y que , a la postre crearon grandes multinacionales con dueños nacidos en España , no españolas y consejos de administración  o asesoramiento con asiento reservado a los ex presidentes que dieron los pasos necesarios para conseguir transferir la riqueza de todos a manos privadas.
Y mientras que el poseedor de 10 acciones se creyó dueño de la empresa y los estudiantes recibían una enseñanza demediada,  las elites dirigentes apostaban por otro modelo.
Frente a una escuela pública empobrecida, aún mixta,  muy poco laica y relegada en su papel de igualitaria, crecía la  anomalía española que legaliza, sostenida con dinero de todos, una  escuela clerical y segregadora conocida como concertada.
La prueba viva de la magnitud de la derrota sufrida por la Izquierda, del retroceso de sus posiciones, la tenemos  en que a fines del 2011, pedir la aplicación de los derechos recogidos por la Constitución del 78  se ha convertido hoy en un gesto revolucionario.
Y lo peor de todo ha sido el miedo paralizante que ha frenado cualquier capacidad de respuesta.
Lo mismo que en los procesos desamortizadores o  privatizadores de las grandes empresas públicas antes nombrados, han sido numerosas y lúcidas las voces que se han alzado, previéndolo, contra el expolio.
Intelectuales y dirigentes políticos o sindicales utilizando sólo un poco de sentido común, han avisado –pese a ser tachados de mesiánicos o profetas  - reiteradamente de las consecuencias  que traería la aplicación de una idea como la Europa del euro, diseñada en exclusivo beneficio de las clases dominantes, excluyendo  a los pueblos, teóricos soberanos.
 Basta con leer los pronunciamientos de la última década de Pedro Montes, Agustín Moreno, Juan Torres, Vicenç Navarro, Juan Francisco Martín Seco, Julio Anguita... Una y otra vez señalaron la deriva y el peligro de dejar en las manos de los poderosos el control de nuestras vidas.
          Nadie les hizo caso y en la mayoría de las ocasiones las apelaciones sólo agitaron levemente la superficie de nuestras conciencias. Como la onda de una piedra lanzada al estanque, rápidamente engullida por las aguas.
        Hoy estamos como estamos, con unos gobiernos  electos en manos de los elementos más conservadores (la presa se arroja voluntariamente al cazador) en aquellos países donde aún se juega a respetar el formalismo de la democracia burguesa o directamente usurpados, saltándose a la torera cualquier disimulo, mediante el acogotamiento de gobiernos ( mal, eso sí ) elegidos y entregados a la encarnación física de los mercados, los llamados “ tecnócratas”. Sería muy recomendable  leer los múltiples correos que circulan por  internet  con los “ méritos”de los primeros ministros no electos de Italia ( Monti ), Grecia  (Papademos) y el presidente del Banco Central Europeo ( Draghi).
Los tres han estado vinculados –  asesor de la empresa el primero, dejándose asesorar  cuando era gobernador del Banco Central griego el segundo, vicepresidente  para Europa de la compañía el tercero – a Goldman Sachs, uno de los mayores bancos de inversión mundial y a la vez uno  de los grupos  más beneficiados por la actual crisis.
Y ellos, con sus corifeos (en nuestro país grandes banqueros, grandes fortunas, responsables de organizaciones empresariales o políticos del turno ) no se cansan de repetir desde los medios de difusión ideológica controlados por sus amos : “Debemos calmar a los mercados, debemos calmar a los mercados”.
Los mercados no existen. Existen por un lado, literalmente, mal nacidos  sin conciencia a los que no se les altera el ritmo cardiaco cuando con sus decisiones condenan al hambre, miseria o directamente a la muerte a millones de personas.
Por otro, semánticamente, idiotas (en su raíz griega, los que viven para si mismos, sin calibrar las consecuencias que su actuación tiene para el conjunto de la ciudadanía, de la “polis”) e imbéciles  ( los que andan tambaleándose, sin bastón y sin importarles que sus vaivenes desequilibren, arrojando al vacío, a quienes tienen la mala suerte de cruzarse en su camino).
Además ponen en pie  organismos  en los que plasman sus ocurrencias, clubes exclusivos, alejados de cualquier tentación de igualitarismo como la Trilateral o el  grupo Bildeberg.
En estas reuniones, o en una cena, cóctel de negocios o final de Champions League, un grupo fuertemente ideologizado, sustentado por una concentración de poder económico nunca visto (el famoso 1% del que habla Occupy Wall Street ), puede mediante un simple movimiento de muchos millones en Bolsa, subvertir el sistema, inocular a todo un país,  a todo un continente, el virus del miedo.
No tienen porque ser siempre malas personas. Incluso pueden acariciar al perro y extasiarse viendo correr a sus nietos. Pero carecen de cortapisas éticas, de trabas y han conseguido ver números en positivo, beneficios y atesoramientos,traspasando a las personas.
Europa no está sufriendo los ataques por casualidad. Dentro del orden internacional era la isla en la que se habían preservado, tras la larga lucha que arrancó en los albores de la Revolución Industrial, unos derechos mínimos: enseñanza, sanidad y sistema de pensiones públicos, regulación laboral, cobertura por desempleo, cierta progresividad – ausencia escandalosa de nuestro país en este último baremo – en los impuestos...
Interesa por tanto arrasar con más de dos siglos de conquistas, crear un erial donde los horarios de trabajo no estén acotados, el salario fluctúe, el puesto laboral sea volátil, en definitiva, implantar el modelo de relaciones preferido por los grandes empresarios estadounidenses, chinos, indios ... y europeos, que no es otro que la vuelta al desequilibrio de fuerzas imperante en el siglo XVIII ( tal vez cambiando la esclavitud real por otra sumisión  menos descarnada).
De ahí la tozudez y virulencia del ataque: busca asustar naciones hasta que vean  la lógica del mal menor unas renuncias que de otra forma nunca aceptarían. Torciendo brazos. Venciendo resistencias.
Asistimos a una especie de “ deja vú” histórico: una revuelta de los privilegiados similar a la que se vivió en la Francia prerrevolucionario cuando una nobleza insolidaria no sólo se negó a pagar impuestos sino que, de camino, intentó recuperar  servidumbres en desuso.
La trasferencia de una gran porción de las rentas del trabajo a las del capital  en los últimos decenios, la privatización de empresas públicas altamente rentables, la socialización de las pérdidas generadas por malas gestiones privadas como la bancaria,  origen de la actual crisis, el saqueo en nuestro país del ahorro de todos (  fusión de cajas convertidas en bancos de la noche a la mañana)... son hitos de este proceso.
Previamente hemos sufrido el lavado de cerebro que condujo al desclasamiento, a creernos nuevos ricos, a reinventarnos un pasado en el que la maleta de cartón del abuelo nunca estuvo arrastrándose por las ciudades de Alemania o Suiza, a mirar por encima del hombro al inmigrante y cruzarle una mirada de desprecio si tenía color, a renunciar a una identidad de combate que, en su momento,  hizo atractiva a decenas de miles de jóvenes la idea de venir a luchar junto a los obreros españoles, aún a costa de la propia vida, para frenar el ascenso del fascismo, del nazismo, del franquismo, de la clericalla.
          La revuelta de los privilegiados conduce a dos únicos escenarios posibles: en el primero se enfrenta  y se gana o como mínimo se muere de pie. En el segundo campa la resignación y terminan marcándonos  con un letrero indeleble que diga “ propiedad  de”.
            Sobre la mesilla hay dos libros, una lectura reciente y una relectura.
La reciente , obra de Dieter Schlesak, “Capesius, el farmacéutico de Auschwitz”, trata de un personaje real Victor Capesius, transilvano de origen alemán que contribuyó al gran exterminio de Auschwitz sin pestañear y, lo que es peor, sin atisbo alguno – en los juicios de posguerra – de mala conciencia. Muy al contrario, se enriqueció con las pertenencias de los masacrados.
La relectura, contrapunto obligado, es el estremecedor relato de Primo Levi “ Si esto es un hombre” que arranca en la presentación con la demoledora proclama:

Tuve la suerte de no ser deportado a Auschwitz hasta 1944, y después de que el gobierno alemán hubiera decidido, a causa de la escasez creciente de mano de obra, prolongar la media de vida de los prisioneros que iba a eliminar...”

y el poema siguiente:
 
Los que vivís seguros
En vuestras casas caldeadas
Los que os encontráis, al volver por la tarde,
La comida caliente y los rostros amigos:
Considerad si es un hombre
Quien trabaja en el fango

Quien no conoce la paz

Quien lucha por la mitad de un panecillo
Quien muere por un sí o por un no.
Considerad si es una mujer
Quien no tiene cabellos ni nombre
Ni fuerzas para recordarlo
Vacía la mirada y frío el regazo
Como una rana invernal
Pensad que esto ha sucedido:
Os encomiendo estas palabras.
Grabadlas en vuestros corazones
Al estar en casa, al ir por la calle,
Al acostaros, al levantaros;
Repetídselas a vuestros hijos.
O que vuestra casa se derrumbe,
La enfermedad os imposibilite,
Vuestros descendientes os vuelvan el rostro.


         Aunque suene exagerado, conviene recordar escenarios que se dieron y parecían imposibles pocos años antes.
El capitalismo internacional está redefiniendo el contrato social vigente hasta ahora  en la Unión Europea mediante el expeditivo sistema de romper lo pactado. Además se  regodea con las miradas atónitas que observan como pilares hasta ayer intocables hoy son papel mojado o higiénico.
Muchas voces se alzan pidiendo un  papel de esclavo voluntario de la nueva obra. El guión, aunque pensado, aún no es firme. En nuestras manos, las manos de la Izquierda, está el que la tragedia no se represente. Que sólo sea un borrador, un mal sueño

6 comentarios:

iu cabra dijo...

Querido Juan, que pena que no te tengamos en Cabra,cada dia estás más fino, tú artículo no tiene desperdicio, eres capaz de resumir en unas páginas la razón y la sentimentalidad de nuestra clase con elegancia e inteligencia demoledora.
Mientras en el sudeste asiatico siga valiendo el jornal humano 2 euros la pesadilla continuará, esto es la globalización capitalista, pero como tú dices en nuestras manos está cambiar el guión. Salud.

Anónimo dijo...

Qué honor para esos padres...

Qué pena, Juan, tu ausencia cuando compruebo que por algún motivo que ignoro no asistes.

Qué fortuna cuando te saludo y me dicen tus pupilas que me aprecias.

Antonio.

Alicia Dakota dijo...

Ojalá pudiera partirse y estar en mil sitios a la vez, enseñando todo lo que un día me enseñó.

Cuando se leen cosas así, da rabia, pero después de luchar y ver cómo responde la gente, pierdes toda esperanza. :(

Anónimo dijo...

Hornasol Hornachuelos
Estimado Juan: Desde Hornachuelos te aplaudimos tu claridad y radicalidad de tu artículo,sabiendo que tu huella se puede hacer realidad.Salud y República en estos días de la señorita Pepiscospe

potemkin dijo...

Querido amigo, querido hermano.

El Sueño de la Razón produce Monstruos.
Como diría Voltaire en su breve pero fenomenal relato "Memnón", "Tu suerte cambiará -contestó el animal de la estrella-. Es cierto que siempre serás tuerto; pero, exceptuando esto, serás muy feliz, con tal de que nunca te forjes el necio proyecto de ser totalmente juicioso".
Querido Juan, ¿se puede ser feliz sin llegar a ser estúpido?. Gran reto para quienes, como tú, hacéis de la razón objetivo y herramienta.
La respuesta está en este tu magnífico artículo y creo que el antídoto para que la regla definida por Voltaire no se cumpla es la Belleza, la belleza con la que cubres tus razonamientos.
Pura poesía Hermano.

Potemkin.

Anónimo dijo...

Nuestros padres nos traspasaron
la esencia del esfuerzo,
la constancia
y la razón de la lucha.
Ellos atisbaron la necesidad de su herencia
y pusieron su empeño
en la memoria histórica de unas vidas,
cuando menos, heróicas.
¿ Sabremos transmitir a hijos y nietos
ese mensaje, esa experiencia,
que aún llena de silencios,
traspasa conciencias, espacios y lugares
proclamando al viento, su grito de humildad,
enarbolando,puño en alto, la meta única:
LA SOLIDARIDAD UNIVERSAL ?