Querida compañera, querido compañero:
   Las primeras personas que apoyamos este llamamiento tenemos orígenes territoriales y culturales diversos, lo hacemos a título personal, o participamos en organizaciones de consumidores, ecologistas, vecinales, cooperativas, fuerzas políticas, sindicatos, movimientos diversos…; provenimos del mundo del trabajo, de la política, de la cultura, de la universidad, de la salud, de la ciencia…
Nos une una preocupación común. El 25 de mayo, el gobierno del PP ha decidido retrasar la obligación de les empresas nucleares de presentar la petición de renovación de las licencias de funcionamiento de los reactores hasta 2019. Esto supone la anulación del calendario oficial que hasta ahora las obligaba a hacerlo en los próximos meses. Creemos que este retraso responde a la voluntad de las empresas eléctricas de negociar un reducción de impuestos a la energía nuclear, y abre la posibilidad de hacer desaparecer el debate sobre el alargamiento a 60 años en el marco del futuro “Plan integral de energía y clima” con el horizonte 2030 y 2050 que debe presentar en marzo de 2019 a la Unión Europea. La nueva fecha límite es marzo de 2019.
    La renovación de esos permisos depende sólo del gobierno del PP, ya que el CSN (Consejo de Seguridad Nuclear) modificó la normativa en noviembre de 2016, separando la concesión del nuevo permiso de las revisiones técnicas de seguridad que debían pasar obligatoriamente. Así que el PP puede conceder la renovación en cualquier momento a partir de la petición de las empresas, sin esperar al 2020, 2021 o 2024, que es cuando las centrales deben pasar las revisiones.
Como el CSN ya ha autorizado a Garoña a funcionar hasta los 60 años (2031), las otras peticiones de renovación se pedirán también hasta los 60 años. Se trata de unas nucleares muy degradadas, que son una grave amenaza actual y para las generaciones futuras.

Las nucleares deben ser cerradas cuanto antes: siempre han provocado impactos ambientales, sobre la salud de las personas y de todos los seres vivos, siempre han supuesto un peligro para la seguridad, y un despilfarro económico que hemos pagado entre todos los que consumimos electricidad.
Podemos ponernos en lo peor y recordar catástrofes, como Chernobil o Fukushima, que siguen  y seguirán provocando sufrimientos y muertes durante muchos años, catástrofes que pueden volver a repetirse en cualquier momento; pero sin ir tan lejos basta reflexionar sobre lo que suponen 20 años más de aumento de residuos radiactivos, que serán muy peligrosos durante miles de años; sobre la emisión, cada día de funcionamiento, de más de 40 elementos y compuestos radioactivos (algunos abundantes y peligrosos como el tritio, capaz de formar agua que no puede diferenciarse del agua normal), y sobre la radiactividad cotidiana de la minería de uranio y la fabricación del combustible nuclear.
Por si esto fuera poco, aún nos queda la aportación de las nucleares a la guerra, no sólo con el plutonio, que puede usarse para armas de destrucción masiva (recordemos Nagasaki), sino también con el uranio empobrecido, un residuo abundante de la fabricación de combustible con el que se hacen proyectiles; unos proyectiles que se han usado en Irak y Afganistán, y se sospecha que también en Siria, que dejan secuelas radioactivas allá donde explotan, afectando durante años a la población civil y los militares que los usan.
De todo esto se sabe poco, como parte del pacto de silencio entre empresas eléctricas, grandes bancos, partidos defensores de la energía nuclear, y los mayores medios de comunicación. También se silencia que el ciclo de fabricación del combustible nuclear emite miles de toneladas de gases que provocan el cambio climático.
Para que estas centrales no renueven sus permisos, apoyamos y participamos en todas las movilizaciones sociales, como la MANIFESTACIÓN ANTINUCLEAR que se realizará el próximo 10 de Junio en Madrid , a la que puedes dar apoyo económico; institucionales de grupos políticos que se puedan presentar en parlamentos, ayuntamientos, o el Congreso (como propuestas de resolución, mociones o proposiciones de ley), pero somos conscientes de que no es suficiente: el muro de silencio sólo puede ser superado por un movimiento social que pueda hacer llegar su voz directamente a los partidos y las instituciones, con un mecanismo que no puedan ignorar.
Una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) en todo el estado es la mejor herramienta que tenemos hoy para influir en el Congreso, la única institución que puede frenar al gobierno del PP, que concede los permisos a las centrales. Para que una ILP llegue al Congreso necesita un apoyo mínimo de 500.000 firmas legalizadas, que deben ser recogidas en el plazo máximo de nueve meses, a partir de su presentación oficial.
Sabemos que las fuerzas políticas contrarias a renovar los permisos aún no tienen la mayoría parlamentaria para decidir un cambio en la política energética. Por eso es importante la respuesta social organizada que refleje el sentimiento contrario a la energía nuclear de la mayoría de la población, que lleve la resistencia contra la energía nuclear más allá de los grupos de activistas ya concienciados, y que llegue al conjunto de la sociedad.
Proponemos lanzar la ILP. Y te invitamos a unirte, a participar y valorar si llegaremos a conseguirla.
Te pedimos que rellenes y difundas el formulario, que se cerrará a las 23:55 horas del 30 de junio.
Creemos que es necesario que la Iniciativa Legislativa Popular comience a funcionar en el otoño de 2017 si queremos que sirva para resistir a los planes de la industria nuclear de imponer los 60 años.
Hay que apostar por un nuevo modelo energético basado en la reducción del consumo destructivo, un sistema de energías 100% renovables, ahorro y eficiencia energética. Ese nuevo modelo está frenado hoy por las dificultades de romper con los intereses que imponen los llamados “mercados”, que incluyen la avaricia de la eléctricas y de quienes las apoyan debido a los beneficios económicos que reporta la energía nuclear. Un modelo a partir de energías limpias y renovables que es hoy perfectamente posible y viable en la Península Ibérica.
EL GRUPO IMPULSOR DEL LLAMAMIENTO.