Texto colectivo del Frente Cívico" Somos Mayoría"  Jaén
    Las elecciones autonómicas del próximo 21 de diciembre vienen marcadas por la agudización de la crisis política y territorial abierta en Cataluña hasta el punto de la suspensión de la autonomía catalana por parte del gobierno del Partido Popular, con el apoyo de PSOE y Ciudadanos. Acecha un peligro: el de que consolide, de la mano de las próximas elecciones en Cataluña, un marco establecido para acabar de liquidar las aspiraciones de democratización real del país y las necesidades de las clases populares (incluidas las de soberanía) que se encuentran atrapadas en el cruce de varias paradojas.
   El “europeísmo” (lo que, de fondo, no es otra cosa que la apología del orden impuesto progresivamente en la UE) ha podido servir como recurso retórico tanto para negar el derecho de autodeterminación en Cataluña (no tendría sentido, en un mundo global, crear nuevas estructuras estatales) como para apelar a los “valores europeos” frente al “desvío” de un Estado español que los violenta.
Cuando el presidente francés, Emmanuel Macron, declara solemnemente que “la soberanía popular ha muerto” y que “nuestra soberanía es Europa”, no deja de resultar llamativo que las apelaciones a esa Europa vengan protagonizadas por la mismas fuerzas responsables de la crisis política y social que está postrando a nuestro país, con la corrupción y el saqueo de las poblaciones como combustible. Fuerzas que hegemonizan un choque cargado de símbolos nacionales y a la vez incorporan el ordoliberalismo responsable de liquidar la soberanía nacional tanto en la Constitución Española (artículo 135) como, de forma más implícita, en la llamada Ley de Transitoriedad Jurídica, aprobada por el Parlament de Catalunya. Las referencias simbólicas a Europa han sido constantes en todo el proceso, desde un lado y desde el otro.
   Cuando Puigdemont afirmaba la existencia de cuestionamientos en la comunidad internacional a la acción del gobierno español y sus aliados, no hablaba en vano. La cuestión que nos interesa, desde una perspectiva de emancipación para los y las de abajo, es cuáles son y qué planteamientos de fondo sostienen. Uno de los sujetos que ha defendido la imposibilidad de solucionar el conflicto sólo a partir de la aplicación del “orden constitucional” ha sido la fundación Konrad Adenauer, think tank vinculado al partido de Angela Merkel, la CDU, cuya aspiración, la Europa alemana del euro, presumiblemente, no tiene mucho que ver con las aspiraciones de soberanía popular en Cataluña y la posibilidad de realizar en ella los derechos sociales. Sin embargo, el ex-president ha podido ganar algo de iniciativa internacional en un terreno ya abonado, a lo largo del tiempo, por una diplomacia que no ha sido ajena a apoyos como el del financiero George Soros, uno de los grandes sostenes de Hillary Clinton en la campaña presidencial estadounidense del año pasado, y firme partidario de supeditar la soberanía de los Estados a las instituciones supracionales. Por su parte, Rajoy ha conseguido obtener el respaldo de Donald Trump a cambio de someter a España a su estrategia de dominio, así como el realineamiento, dentro del país, de las fuerzas políticas y económicas que sostienen lo que se viene llamando el “régimen del 78”.