Manolo Cañada
FCSM Extremadura
Campamentos Dignidad Extremadura
    Hasta hace muy poco tiempo aparecía como una idea exótica, una fantasía propia de ingenuos militantes y de un puñado de economistas utópicos. Pero la crisis civilizatoria que atravesamos ha terminado por ponerla en el orden del día. Ha llegado la hora de un nuevo derecho fundamental que corresponde a todos los seres humanos, “un derecho universal e incondicional de todos los ciudadanos, como lo son ya el derecho a la educación o a la salud o, en el ámbito político, el derecho al sufragio universal” (Víctor Ríos). Ha llegado la hora de la renta básica.
    La idea se sitúa en el cruce de caminos de nuestro tiempo, en el centro de las pugnas sociales, ideológicas, políticas y culturales. Su potencia emana justamente de ahí, de su íntima vinculación con las necesidades y el espíritu de nuestra época, de su nexo con la transición sistémica en curso. Y, por eso mismo, saqueadores de fino olfato estratégico como el Foro de Davos o el FMI, se han puesto manos a la obra en la usurpación y jibarización del concepto. Las espadas están en alto, la lucha acaba de empezar. En apretada síntesis, estos son, en mi opinión, algunos de los nudos primordiales de la contienda.
1. RENTA BÁSICA NO ES EL TÍTULO DE UN LIBRO, SINO EL NOMBRE DE UN HACHA DE GUERRA. LA RENTA BÁSICA ES LUCHA DE CLASES 
   Hay que quitar los letreros de “reservado el derecho de admisión”. La renta básica no puede seguir siendo un juguete académico ni tampoco una rareza de guetos militantes. El lugar preferente de los debates no es ya la universidad o el local activista, sino la oficina de empleo, las barriadas sociales o las redes juveniles del precariado. El expertismo y los lenguajes de jerga ahuyentan más que atraen. No hace falta licenciatura ni trienios de compromiso político para entender las cuatro características consustanciales a la renta básica: universal, incondicional, individual y suficiente.
Hasta ahora, la renta básica ha servido para interpretar las contradicciones del turbocapitalismo; de lo que se trata es de transformarlo.