jueves, 28 de diciembre de 2017

El callejero Franquista de Córdoba y la Ley de Memoria Histórica de Andalucía

 
Muros  de la Memoria.Cementerio de la Salud

José Aguza Rincón
Colectivo Prometeo

    Hubo un tiempo en este país en que los niños jugaban alegremente en sus calles y plazas, sin importarles sus nombres, entre otras cosas porque desconocían la realidad de lo que representaban.
La ignorancia de los pequeños y la represión o el miedo de los mayores hacían ignorar la simbología de tales personajes, representantes del poder opresivo, del exterminio y del terror.
La gran lacra sobre la memoria, es la implantación del olvido y el desconocimiento de una parte horrenda y sangrienta de nuestra historia reciente.
    La verdad y la labor de grandes historiadores no acaban de llegar al inculto y doblegado ciudadano en muchos casos y se desconoce la labor de investigadores tan ilustres como nuestro paisano el profesor Francisco Moreno Gómez y su obra sobre la Guerra Civil española y la dictadura franquista en Córdoba, con trabajos tan serios y contrastados como “1936, el Genocidio Franquista en Córdoba”, “Trincheras de la República, 1937-1939”, o “La victoria sangrienta, 1939-1945”, por citar algunas.
     Muchos de aquellos niños, hoy adultos ignorantes y analfabetos, cuyos abuelos o familiares fueron represaliados, fusilados o desaparecidos por personajes o autoridades franquistas, algunos descendientes de caciques y ultraconservadores, se niegan como energúmenos a reconocer la historia y eliminar del callejero popular sus nombres, que en vez de honoríficos son un oprobio para la ciudadanía, aparte de ilegales.
Jornaleros y obreros antes de ser fusilados por los franquistas. Fernán Nuñez ( Córdoba)
   Personajes como José Cruz Conde, militar que regresó de Madrid para incorporarse y asesorar a los militares, llegaría a ser alcalde de Córdoba, Antonio Cañero, caballista y garrochero que sería responsable del terrorífico Escuadrón Cañero sembraría el pánico tanto en la ciudad como en pueblos y entornos rurales, sigue dando nombre a un barrio y plaza de la capital. El cronista José María Rey Díaz, presidente de la Subdelegación de Prensa y Propaganda del Movimiento, funcionario municipal y contable de los asesinados en los cementerios cordobeses, que no sólo cuenta con una calle en el centro próxima al barrio de Santa Rosa, sino además lo más grave da nombre a un colegio público en la citada calle. Otro personaje que aparece en nuestro viario es el que fuera jefe provincial de Falange, Fernando Fernández Martínez o el periodista Quesada Chacón, que sería secretario de Bruno Ibáñez Gálvez, que sería el primer represor de Córdoba y autor de innumerables masacres.
Otro de esos personajes distinguido con calle fascista en Córdoba, fue Joaquín López Huici, condecorado con la medalla militar por sus acciones como teniente provisional de Infantería del tercer batallón de Falange, tanto en Sevilla como en tierras cordobesas junto al río Zújar.

No voy a seguir extendiéndome en más personajes relacionados con el franquismo, a pesar del gran número que quedan y que siguen contando con nombre en nuestro callejero, pero también es necesario recordar que según cifras oficiales en Córdoba y provincia, hay aproximadamente 18.000 expedientes de Consejos de Guerra, en numerosísimos casos sin garantías legales y se calcula que pueden haber unos 12.000 fusilados en fosas comunes. Solamente 2700 están identificados de los 4000 aproximadamente que están enterrados en fosas de los cementerios de San Rafael o de la Salud de la ciudad.
Es inconcebible que con estos antecedentes, haya quien se niegue a la supresión de dicha titularidad o pida un referéndum cuando existe la Ley 2/2017 de 28 de marzo de Memoria Histórica de Andalucía, de obligado cumplimiento.
La Ley entraría en vigor tras su publicación en el BOE número 63 de 3 de abril de 2017, teniendo dieciocho meses para eliminar del callejero toda simbología y nomenclaturas relacionadas con el franquismo.
El reconocimiento de personajes con un pasado similar es totalmente inadmisible para la ciudadanía cordobesa, además de una humillación y un ataque a la dignidad de las victimas de la represión o sus familiares y que todos deberíamos exigir su eliminación.
Por otra parte, si leemos con atención y detenidamente la Ley de Memoria Histórica, es manifiesto el incumplimiento que se sigue haciendo de la misma en todo su contenido, así como a las directrices y recomendaciones internacionales a las que se hacen referencias en ella.
El artículo 32 del capítulo III es muy claro respecto a la prohibición de exhibición pública de símbolos y elementos contrarios a la Ley. Ante ella, no cabe ninguna acción ni referéndum, sino su cumplimiento exclusivamente.
Por otro lado, los medios de comunicación deberían colaborar más activamente en el conocimiento y desarrollo de esta Ley, según recoge el artículo 48, lo que significaría su correcta e inmediata aplicación o falsas interpretaciones y la manipulación de sectores interesados en su nula ejecución.

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