miércoles, 4 de abril de 2018

Hablemos de la Semana Santa


Rafael Juan Ruiz

Colectivo Prometeo y Frente Cívico "Somos Mayoría"

    Es muy difícil de digerir lo ocurrido en nuestra ciudad durante la pasada Semana Santa y, si me apuran aún más, lo que está viniendo después. Por segundo año consecutivo el entorno de NUESTRA Mezquita-Catedral, incluyendo el Campo de la Verdad, ha vivido una semana bloqueado, maltratado y sitiado. Y, por lo que nos transmiten nuestros mandatarios municipales así seguirá, pues han dejado que quien decida qué zona de la ciudad ocupa para sus actos sea la Agrupación de Cofradías.
    Las personas que vivimos en la zona no sabemos, en esas fechas, cómo volver a casa habiendo salido al mediodía porque, a partir de cierta hora, no te dejan pasar. No hay transporte público dependiendo de dónde estés. Y, por supuesto, ni pensar en pasar por la propia zona de la Mezquita-Catedral. Durante más de una semana, la zona se convierte en un auténtico parque temático de pago impuesto que coarta la libertad de aquellas personas que no les gusta ese espectáculo, que no son creyentes o que, simplemente, necesitan circular de manera normal por sus calles. Personalmente tuve que aguantar a algún energúmeno decir, al intentar acceder a mi casa, que si no me gustaban las procesiones que no saliera, sólo por pedir educadamente que me dejaran pasar hacia ella. Sin otra alternativa. Si a las 19’00 horas estabas en Claudio Marcelo y querías ir al Campo de la Verdad, tenías que ir al Puente de San Rafael o al del Arenal.
    Aún recuerdo como se trasladó la feria de mayo al Arenal para tener más sitio y para no molestar el normal desarrollo de la actividad en la ciudad. En este caso, hemos retrocedido.
    Hasta aquí pudiera ser que algunas personas tuviéramos que asumir el perder nuestra libertad en pro de un espectáculo que disfruta otra parte de la ciudadanía. Podríamos hacer un esfuerzo como lo hacemos en tener que consentir que militares con símbolos, ideas y actitudes fascistas recorran la zona porteando o acompañando a una figura religiosa. Como tenemos que aguantar que las víctimas de ese cuerpo militar aún estén en cunetas mientras son bendecidos y apoyados por políticos e Iglesia, y esa parte de la ciudadanía. Pero, lo que ocurre en esta carrera oficial es mucho más grave que eso (que ya lo es) Con la colocación de palcos y sillas, como se ha demostrado en miles de fotos que han circulado por toda España, sobre andenes de la Mezquita-Catedral o en la Puerta del Puente, se ha dañado nuestro Patrimonio Cultural, que es de la Humanidad. Recuerdo de niño esos mismos andenes destrozados por la dejadez (cuando no expolio) del franquismo y cómo nos gastamos cientos de millones de euros públicos para arreglarlo. Para luego regalársela por 30€ a la Iglesia Católica. Con la instalación de la carrera oficial en esa zona, se ha actuado sin criterio, de forma bárbara e importando un bledo las consecuencias de esa instalación. Lamentable, a partes iguales, la actitud de la Consejería de Cultura (no se podría esperar otra cosa teniendo en cuenta su titular en Córdoba) y del Ayuntamiento. ¡No me quiero imaginar qué hubiera pasado si la décima parte de este despropósito lo hubieran hecho manifestantes por los derechos laborales, por las pensiones, o por la lucha feminista! El Ayuntamiento ha demostrado claramente que está “donde tiene que estar”, es decir, en el lado contrario a la representación vecinal, como ha venido denunciado la Federación Al-Zahara desde el año pasado. Impresentable.

   En el teatrillo de “boutades” se incluyen además opiniones lanzadas desde algunos periodistas apelando a la “acción social” de las cofradías en los barrios donde se radican. Me da la repetida impresión de que, de verdad, algunas personas piensan que esta sociedad, de manera general, se traga todo. Y a veces creo que, lamentablemente, tienen razón. Sin entrar en valorar lo atinadas de ciertas afirmaciones o de si una sociedad ha de depender de acciones seudocaritativas, ¿qué tendrá que ver que una cofradía acoja a los jóvenes en su banda o ayude a las personas pobres de su barrio con la ocupación y destrozo de la zona turística y patrimonial principal de la ciudad? ¡Por supuesto que los cofrades son vecinos! pero ¿eso da derecho a privatizar y estropear un espacio público? ¿Y todavía nos pide “tender puentes y comprensión”? ¿Más aún? ¿Ahora sí hablamos?

    O a la Agrupación de Cofradías pedir disculpas por los errores cuando los podían haber subsanado antes. Si la Agrupación sabe que no se pueden poner andamios para palcos en los andenes y en las paredes de los monumentos porque está prohibido, porque se lo han dicho y, simplemente, porque se estropean, ¿por qué no lo evitan en vez de pedir disculpas después “por pequeños errores subsanables”? Evidentemente, intentan parecer amables frente al intransigente que no deja que dañen los monumentos o que se molesta por quedar aislado en su propia ciudad. Lo dicho. Creen que nos tragamos todo.
   Vivo en plena zona afectada. El año pasado y este me he encontrado con muchísimos turistas que estaban sorprendidos porque no podían pasear por la zona que les hizo venir a Córdoba. Que les parecía increíble que hubiera que pagar por ver las procesiones. Que incluso se les tapara la visión con láminas a la altura de los ojos. Y cuando se enteraban que ese dinero iba para unas asociaciones privadas, su incredulidad no tenía límite. ¡¡Y todavía pretenden hacernos creer que es en beneficio de la economía de la ciudad!!
   Hablemos, sí. Como viene pidiendo la representación vecinal desde el año pasado y no sólo no se le escucha, sino que se le excluye de las comisiones creadas al efecto. Hablemos, sí, pero desde el respeto a la ley (¡vaya!) que exige que se cuiden los monumentos y los espacios públicos. Hablemos, sí, pero sin la imposición previa de que la carrera oficial de la Semana Santa sea dónde hoy es y de la forma que hoy es. Entonces, hablemos. Hace unos meses, ahora, siempre, hablemos.

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